PR-Z 95. Valle del Manubles. Tramo 5: Moros - Ateca

Para iniciar la etapa, hay que bajar desde el caserío de Moros, situado en un espolón rocoso que obliga al Manubles a dibujar un pronunciado meandro, hasta el puente que cruza el río al sur del pueblo (676 m).

La vega del río ofrece aquí un paisaje de fértiles huertas, encajonadas entre escarpadas paredes, que forman una atractiva estampa. Además, el difícil acceso a estos campos se ha sumado al urbanismo medieval de Moros, con calles estrechas y pendientes, para favorecer que todavía sean varios los agricultores que cuenten con un burro para ayudar en el trabajo en el campo, y que sea fácil poder ver alguno de estos animales, hoy día casi desaparecidos de los pueblos.

Tras cruzar el puente citado, el camino sigue recto y asciende a las lomas que bordean el río. Antes de dejar la ribera, se puede coger agua en una fuente y acercarse a una cercana mesa panorámica (200 m a la izquierda) para contemplar el caserío de Moros.

El paisaje muestra un mosaico de cultivos de secano, entre los que predomina la vid, con el macizo del Moncayo dominando el horizonte hacia el norte.

El PR se dirige hacia el S por distintas pistas agrícolas, en las que las sucesivas bifurcaciones donde hay que desviarse están convenientemente indicadas. Finalmente, en la partida de La Carrascosa, se llega a un importante cruce de pistas (5,8 km; 1 h 30 min), en el que el camino marcado da un giro de 180º y enseguida toma dirección E.

Se llega así al barranco de las Banderas, por cuyo fondo, encajado entre las rocas, se desciende hasta la ribera del Manubles (8,2 km; 2 h 10 min). El resto del trayecto sigue en paralelo a la acequia de la Yedra, por el camino de la Veguilla que, como su nombre indica, da acceso a las numerosas huertas ribereñas al río.

Los cultivos de la margen del río dibujan ahora un verde panorama, que contrasta con el de las lomas bajo las que se camina. Así se llega hasta Ateca, a la que el sendero entra por la antigua puerta de la muralla (589 m; 10,9 km; 2 h 35 min).

Aquí culmina el PR-Z 95, por lo que un aliciente de la excursión es visitar el monumental patrimonio artístico de la villa, encabezado por las torres mudéjares de Santa María y el Reloj.